Los métodos milenarios del Feng Shui buscan armonizar el flujo energético de los espacios habitados. Mediante las formas de acomodar y los objetos que utilizan, las personas pueden mejorar el bienestar o generar desequilibrio. En este sentido, esta práctica milenaria sostiene que hay elecciones que pueden afectar.

Cómo acomodar los espacios para dormir bien según el Feng Shui

Las plantas, como cada objeto que se elige, hacen fluir o bloquean las energías. Una en particular se relaciona con la mala fortuna, la escasez y las energías poco favorables. Se trata de la conocida planta de algodón que, según la creencia hindú, permite que el polvo se acumule con facilidad.

El polvo, para el Feng Shui, representa energía estancada y bloqueo del chi, la energía vital. Se asocia con el desorden, el descuido, la acumulación y la negatividad Simbólicamente, refleja que hay aspectos de la vida que se dejaron de lado. Pueden estar relacionados también a emociones reprimidas o problemas que se están postergando.

Las plantas que no son buenas según el Feng Shui

Amapola

Aunque la amapola es una de las plantas más elegidas por su flor colorida y que también se utiliza para cocinar, para la creencia milenaria representa la inestabilidad y la decadencia. Incluso en algunas culturas se asocia a la mala suerte porque suele marchitarse con rapidez y tiene poco futuro.

Hortensia

Los enormes arbustos que forman las hortensias las vuelven plantas perfectas para los exteriores y para formar cercados naturales. Esta práctica se relaciona con el aislamiento y los sentimientos de soledad. Por todo esto se considera que no es una planta para interiores.

Lengua de suegra

Las plantas con forma de punta resultan hostiles para las creencias del Feng Shui. Lo mismo sucede con la lengua de suegra que tiene un simbolismo violento si no se ubica en el lugar correcto, por lo que se dice que su presencia no se desaconseja del todo.

Aunque el Feng Shui depende plenamente de creencias e interpretaciones personales que pueden variar según las culturas, lo cierto es que ninguna de estas afirmaciones está científicamente comprobada. No hay pruebas de que las plantas se dividan entre las que atraen buena suerte o mala suerte. Sin embargo, hay prácticas con miles de año que están profundamente arraigadas en algunos pueblos y familias.